Año viejo. Año Nuevo!
Se siente como transita el tiempo en el viento. Atrás queda el año viejo, con sus expresiones y vivencias; y mismo se hace base para prolongar en el nuevo las experiencias y hacerlas más sólidas y reales.
Sirva pues este tiempo para reflexionar sobre aquello que nos focalizo con emociones de dudas, de dolor, ansiedad y motorizaron algún tipo de sufrimiento.
Sea propicio el momento de transformar las anímicas personalidades que hacen de nuestros sentimientos, conductas irreprobables, causando malestar tanto a nosotros, familiares y sociedad.
Hora de enrumbarnos a observar lo que acontece a nuestro derredor y mundo, que como efectos de causas vienen para ser reconciliadas con el perdón, y la decisión de que nos hermanemos en el amor, la paz, y el servicio, comunes a todos.
Demos gracias en cada campanada que nos anuncie la llegada del nuevo año.
Pidamos a Dios, que lo que nos causó daño, quede sepultado en las bóvedas del tiempo pasado. Que nos prodigue la ocasión de reconocernos con la esencia de vida en calidad, a trabajar todos para la paz, aportando cada uno con óptima actitud para que así sea.
Que la bienaventuranza sea nuestro despertar en cada mañana, con el mérito de ser felices; y el nuevo año, sea de ventura, de grandes provisiones en salud y bienes espirituales, que la familia se fortalezca en la unión fraternal, en respeto, armonía y de tolerancia.
Y la sociedad sea de seguridad para la vida, enarbolando la bandera de la paz.
¡Feliz Año Nuevo .
D/A