Terapia de Respuesta Espiritual

COMO FUNCIONA EL CAMPO AURAL Y LA LIMPIEZA ENERGÉTICA

3 junio, 2020

Cómo funciona el campo aural y la limpieza energética.

La limpieza diaria del aura es una medicina sencilla, para que no veas afectado ni el color de tus pensamientos ni la calidad de tus emociones.

¿Has tomado café con esa amiga a la que todo le va mal y te sientes agotado? ¿Te encuentras nervioso o inquieto cuando entras en alguna vivienda o en una oficina y sientes un impulso irrefrenable por salir de allí cuanto antes? ¿Notas un nudo en el plexo solar al encontrarte con alguien estresado o triste? ¿Sientes paz al entrar en una catedral, pasear por la montaña o charlar con gente positiva?

Nuestro cuerpo energético está constantemente escaneando las vibraciones de nuestro entorno y resonando con ellas, aunque los efectos del entorno en nuestra emociones y pensamientos dependerá mucho de la sensibilidad de la persona. Si tu naturaleza pasa por ser esponja energética, los ejercicios de autoprotección y limpieza del aura serán una medicina diaria, algo así como llevar paraguas si sabes que en tu mundo llueve a mares. Y si no eres tan empático también te servirá esta sencilla caja de herramientas en muchas ocasiones para que tu estado de ánimo no acabe por los suelos por las influencias externas. Ya tenemos bastante con las internas, aunque como veremos ambas están muy conectadas.

Igual que la respiración, el campo energético que sostiene nuestro cuerpo físico puede funcionar en automático o estar bajo tu control consciente. En el primer caso tu aura puede presentar fugas o abrirse de par en par puntualmente y absorber todas las energías que te rodeen si estás desanimado, si tu corazón está abierto a la persona con la que interactúas o si el ambiente está muy cargado ahí fuera. En este caso, hay muchas energías externas densas que pueden resonar con las tuyas y quedarse instaladas en tu campo. ¿Y como detectas que hay parásitos energéticos en tu espacio?.

Lo notarás por el color de tus pensamientos: te vuelves negativo y todo lo ves negro.

La buena noticia es que puedes tomar el mando de tu aura y poner coto a la invasión si llevas a la práctica una de las máximas de la bioenergética: la energía sigue al pensamiento. Con unos ejercicios básicos de respiración, visualización y órdenes mentales sellarás tu campo y minimizarás las repercusiones más incómodas del sagrado carácter unitario del universo. Y es que todos nadamos en un inmenso océano energético.

Antes de entrar en pautas concretas para manejar este sofisticado equipo energético que portamos, necesitamos aclarar que “nada de ahí fuera que sea malo me ataca a mí que soy inocente y bueno”. A nuestro entender, esta visión errónea, cristalizada por expresiones como la de “vampiros energéticos”, nos ancla en el miedo y afianza la falsa creencia de que el mundo es un lugar peligroso del que hay que protegerse y separarse. En el universo todo es resonancia y todo lo que llega a nuestra vida está de alguna forma vibrando con nosotros, con nuestros conflictos internos, y son por tanto instrumentos de aprendizaje a la medida.

Agradecemos pues el regalo, pero vamos a rebajar su influencia y a tomar conciencia de cómo funciona el sistema. El primer paso es aprender a hacer un buen anclaje a tierra. Se ha demostrado que las personas con menos conexión con el elemento tierra son también las que más sufren las incomodidades energéticas y las que menos en contacto están con sus propias emociones. Por eso necesitan digerir las de los demás. Hay muchos ejercicios de este tipo fácilmente localizables en la red, pero uno de los más sencillos es:

entrar en relajación y visualizar un cordón de luz que sale de nuestros pies en forma de raíces y se adentra en la tierra hasta anclarse directamente en el corazón de cristal del planeta. Esta técnica es más efectiva si la hacemos con los pies descalzos en el campo, un jardín o la playa. Mentalmente pondremos la intención y la imaginación en sentir que la madre tierra absorbe las bajas vibraciones que portamos, y haremos esta práctica cada día y cuando nos sintamos sobrecargados.

Cierro mi campo y me ducho con luz dorada

La llave para cerrar nuestro campo y que éste no se abra espontáneamente es nuestro propio pensamiento, junto con la creencia de que esto es posible. Nosotros mandamos en nuestra casa. Hay personas que por su sensibilidad y empatía llevan el aura en piloto automático a varios metros de su campo físico, por eso captan las energías de todas las personas que estén en su campo de acción. Así que justo antes de entrar en contacto con personas negativas o de penetrar en espacios densos o repletos de personas (un ascensor, un autobús, una aglomeración, un centro comercial o cualquier centro de trabajo), podemos pararnos un segundo y dar la siguiente orden mental ayudándonos de una inspiración y una espiración profunda:

“Cierro mi campo a un metro de mí”. Y exactamente eso sucederá como puede comprobar cualquiera que maneje unas varillas de radiestesia. De la misma forma, si paseamos por un bosque decretaremos lo contrario para bañarnos de las altísimas vibraciones de los espacios naturales: “abro mi campo a toda la extensión de este bosque”.

Además de estos ejercicios de protección, hay otro de limpieza energética sumamente efectivo y fácil:

Visualizamos una esfera en forma de sol brillante encima de nuestra cabeza e imaginamos que sobre nosotros empieza a caer una fina lluvia de luz dorada que nos baña hasta los pies, arrastrando a la tierra cualquier energía negativa localizada en nuestro campo físico y en el energético. Podemos mantener esta ducha de luz dorada abierta sobre nosotros varios minutos hasta que sintamos que nuestra aura reluce. Y la frecuencia de esta práctica debe ser similar a la del aseo diario: al salir de casa y al entrar para descansar.
Todos captamos energías de los demás y la cedemos, es una ley infranqueable, pero los efectos derivados de ella pueden modularse si conocemos nuestra propia naturaleza y aprendemos a conducir este vehículo fascinante que es el campo energético humano.

Terapia de Respuesta Espiritual

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