Reflexiones de Vida

DEJAR LA IRA SECAR

19 marzo, 2019

Paula estaba feliz: le habían regalado un hermoso juego de té color rosa.

Ese sábado, Natalia, su mejor amiga, vino justo cuando Paula salía con su mamá.

Le pidió le dejara el juego para jugar en el jardín, Paula no quería entregar su flamante regalo, pero ante la insistencia de su amiga, accedió finalmente ante su insistencia, recomendándole cuidárselo mucho.

Al regresar, la gran sorpresa. Todas las piezas tiradas por el suelo, faltaban tazas y platos, y la bandeja rota.

Sumamente enojada, lloró desesperadamente: “Viste? Yo no quería prestárselo y fijate lo que me hizo, lo rompió y lo dejó tirado en el patio!”

Paula estaba muy enojada y quería ir a la casa de Natalia a pedir explicaciones, pero su mamá cariñosamente le recordó aquel día que estrenaba su vestido blanco y un auto que pasó la salpicó con barro.
“Te acordás, mi amor, que querías lavarlo inmediatamente, pero tu abuelita no te dejó, diciéndote que había que dejar que el barro se secara, porque así seria más fácil sacar la mancha? Ahora pasa exactamente lo mismo. Es preferible dejar que primero la ira se seque, que después será más fácil resolverlo todo. Si vas ahora, podrías decir cosas que hieran a tu amiguita, y hasta podrían perder la amistad. Creeme que después te arrepentirías.”
Paula estaba tan molesta que ni entendió lo que la mamá le decía, ya que lo que quería era ir a reclamarle a Natalia. Finalmente accedió y se sentó a ver televisión.
Al rato sonó el timbre. Era Natalia. Traía en sus manos un regalo bellamente envuelto con un gran lazo, y entregándoselo a Paula le dijo: “Te acordás del chico malcriado que vive en la otra calle, el que siempre nos está molestando? Apenas ustedes salieron, vino insistiendo en querer jugar conmigo. No lo dejé porque sabía que no iba a cuidar tu juego. Y sabés lo que hizo? Me lo sacó de las manos y lo rompió. Llorando se lo conté a mi mamá. Ella me calmó y fuimos a comprar otro juego igualito, acá está. Espero que no estés enojada conmigo!”
Paula le dijo: “No hay problema. Mi bronca ya se secó” La abrazó y fueron a jugar a su cuarto, contándole la historia de aquel vestidito blanco que una vez se ensució de barro.
No podemos dejarnos llevar por nuestros primeros impulsos. Personas hay, muchas, muchísimas, que fácilmente reaccionan violentamente al más mínimo contratiempo, y no se dan el tiempo para digerir lo que les pasó o lo que le están diciendo, porque no tienen oído de escucha, tan importante antes de tomar decisiones. Paz, calma, tranquilidad. Respira, oye, y luego actúa. Y si puedes posponer la actuación para seguir conversándolo luego, muchísimo mejor.
Es importante partir de la base de que el otro no quiere molestarte, no quiere hacerte daño, y que lo que te está diciendo es por tu propio bien. Date tiempo para entenderlo.
Deja que se seque tu ira.
“La fe no consiste en ver para creer, sino en creer para ver”

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