Refexiones de vida

LA DECEPCION …

17 noviembre, 2016

Después de enfrentar una decepción, inevitablemente llegaron los ataques del monstruo interior.

La noche solía ser el momento más duro, las horas avanzaban tan lento y las frases hirientes llegaban sin cesar.

Se estaba haciendo normal dormir pocas horas, alrededor de las 3 o 4 de la mañana ya estaba con los ojos abiertos, ansiosa(o) por encontrar respuestas, algún indicio que pudiese llevarle a una esperanza ante la desastrosa y dolorosa decepción.

Todo se salió de control, por más esfuerzo que se hizo para hacer que las cosas funcionaran, no se logró. Esto ocasionaba un sentimiento de derrota, perdiendo el gusto y el sabor de los días que hace unas semanas atrás estaban sellados por una posibilidad en la cual había depositado muchas expectativas.

La situación se rompió y había que asumir esa realidad. La propuesta de sacar adelante la crisis se la presentaba todos los días, pero se dificultaba al asumir una verdad que no era suya. Sí, la incoherencia estaba ahí latente, estaba sustentando una definición que otra persona le declaró.

En medio de la decepción, se dio cuenta que el ego le estaba atormentando por creerse las agresiones verbales de otros(as), es decir, se creyó los juicios. Alguien le dijo que era detestable, entonces, se identificó y se juzgó como lo más detestable.

Alguien le dijo que era fea(o) y en medio de la decepción se llegó a sentir horrible, y así, cada frase de maltrato emocional lo(a) llevó a identificarse y asumirlo como parte de su realidad.

Para reflexionar.

Uno de los momento más fuertes al pasar por una decepción es reconocer en ésta que nada es definitivo ni permanente. La vida es cíclica, y la duración de tus proyectos (ya sean afectivos, laborales, económicos, etc) pueden cumplir su misión el día menos esperado. ¿Qué viene a enseñar una decepción? Nos invita a desarrollar nuestra fortaleza. A mostrarnos nuestra resiliencia, es decir, la capacidad de reponerse ante los eventos cruciales de la vida. El valor de rendirte ante el dolor, de SENTIR y conectar con la parte emocional sin evadirse ni autoengañarse. La decepción trae como aprendizaje el manejo de las expectativas. Me refiero al conflicto que puede surgir si se proyecta y se aferra a un resultado determinando y en éste basas tu bienestar. Además, te invita a trabajar interiormente con la paciencia y la humildad, a identificar tus debilidades para convertirlas en fortalezas. La decepción puede llevarte a lo más hondo del dolor, pero también es una OPORTUNIDAD para que resurjas como ave fénix.

D/A

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