Aprendizajes de vida

LA VERDAD ES QUE NO DEJÉ DE QUERERTE, SOLO DEJÉ DE INSISTIR

15 julio, 2017

La verdad es que no dejé de quererte, solo dejé de insistir. A veces lo que se termina no es el amor, es la paciencia. Sí, las ganas por seguir añadiendo leña a un fuego que no da calor, en una mirada que no abraza, en unos abrazos que no nos alcanzan.
Al final nos cansamos de insistir, se derriten los ánimos, se diluyen las ilusiones y solo quedan las ascuas de esa dignidad que recogemos a pedazos, conscientes de que ese ya no es nuestro lugar.
Resulta curioso como algunas personas, al acudir en busca de un profesional que les ayude a sobrellevar mejor el proceso del duelo por una ruptura, no dudan en decirle al psicólogo aquello de “ayúdeme a dejar de querer a mi ex-pareja, ayúdeme a olvidarla”.
Quizás a muchos terapeutas les encantaría disponer en su consulta de esa receta mágica, de esa técnica fabulosa con la cual, borrar todo resquicio de ese amor que duele, de ese recuerdo melancólico que enturbia los días y alarga las noches.
Sin embargo, el buen profesional sabe bien que el duelo es un sufrimiento útil, que ese proceso lento, pero progresivo, que permite a la persona adquirir nuevas estrategias de crecimiento y recursos para mejorar su gestión emocional. Los bálsamos del olvido serían por tanto un recurso estéril y poco útil, ahí donde adormecer un aprendizaje vital, un tipo de recorrido interno donde poder recuperar la iniciativa y las ganas de amar de nuevo.
Porque al fin y al cabo nadie deja de querer de un día para otro. Lo que sí logramos es dejar de insistir en algo que dejó hace tiempo de valer la pena, de valer la vida.

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