Vivo
Estoy lleno de la vitalidad de Dios.
En momentos callados de oración o momentos gozosos de juego, puede que experimente un destello de conciencia profunda acerca de mi unidad con Dios.
Mis sentidos están más agudos y mi cuerpo se llena de energía. Reconozco mi unidad no sólo con Dios sino con todos los seres.
Imagino que Jesús y los otros maestros sintieron esta conciencia de vitalidad y vida día a día.
Practico vivir intencionalmente en esta conciencia. Cada día, visualizo que toda célula de mi cuerpo es infundida con luz y vigor.
Digo palabras de energía, poder y vida, sabiendo que ellas fluyen por medio de mí y me revitalizan.
Al despertar a una comprensión más profunda de la vida, nazco de nuevo en cuerpo, mente y espíritu.
Del polvo de la tierra Dios el Señor formó al hombre, e infundió en su nariz aliento de vida.—Génesis 2:7
La Palabra Diaria – Unity