AMAR LA SOLEDAD…
La vida me ha enseñado a amar la soledad, y a la vez, a nunca sentirme solo, pues la mejor compañía es uno mismo.
Y es aquí donde obtenemos los mejores aprendizajes, de la «soledad,» del silencio, y de observarnos.
Es sorprendente todo lo que puedes descubrir, aprender y experimentar cuando estás contigo.
Al darte tiempo para ti, las respuestas llegan, tu corazón encuentra calma, se crean perspectivas nuevas, y tu esencia te encuentra para brindarte el apoyo absoluto que te mantenga en amor y armonía.
Al final encuentro claridad y puedo elegir lo que siempre será mejor para mí al permitirme identificar, atender y sanar en compañía de mi Ser.
Y no es que me desagrade la humanidad, pues ellos me han enseñado a ver mis más grandes sombras, pero también en ellos he visto desde los actos de amor más increíbles, hasta las acciones más atroces o terribles inmundicias.
Al estar conmigo, me complemento, me siento como infinitas personas en uno mismo, llego al núcleo, donde no hay eso que llaman soledad, pues la soledad es relativa…
Podríamos pasar ésta u otras vidas, incluso la eternidad, platicando con nosotros mismos y a la vez, aprendiendo.
Consciencia, mente y cuerpo.