RUEDA DE LA VIDA
A lo largo de nuestro ciclo vital hemos dejado muchas cosas atrás, nos hemos desprendido de escenarios, situaciones, de costumbres e incluso de personas.
Dejar ir, en realidad, forma parte de la rueda de la vida, ahí donde cada paso que damos hacia delante nos sirve para descalzarnos de lo que no puede ser, de lo que hace daño, de lo que encaja en los engranajes de nuestra felicidad.
En demasiadas ocasiones, lo que dejamos ir fue algo en lo que confiamos en su momento y que en muchos casos, nos hizo muy feliz.
El acto de dejar ir implica un gesto de amor propio, de valentía y de autoconocimiento, es necesario saber percibir dónde están nuestros límites y qué es aquello que de verdad queremos para nosotr@s mism@s.
Para dejar ir lo primero que debemos hacer es aprender a aceptar; aceptar que toda experiencia valió la pena porque es vida vivida, porque quien niega y olvida no asume, no sana y no aprende, es necesario aceptar lo ocurrido y entender que dejar ir también es crecer, es hidalguía y sobretodo bienestar.
Algún día todo tendrá sentido, el dolor de ahora, el caos y la incertidumbre por dejar ir lo que antes te definía, será mañana esa puerta que te traerá cosas mucho mejores, porque recuerda… todo ocurre por alguna razón.
GES
* CULPA Y TRAICIÓN *
La persona que te rompió en mil pedazos, no puede volver a recomponerte. No cometas ese error dos veces, no pienses nunca que, esa misma persona, será también quien te ayude a arreglarte, a sobreponerte del daño, a eliminar el dolor.
No recaigas si esa relación te hace daño, no recaigas por el miedo a estar en soledad, por el miedo a no saber desenvolverte por la vida sin esa persona a tu lado. Porque las relaciones disfuncionales, si no se trabajan de la manera adecuada, no dejan de serlo de la noche a la mañana y por arte de magia.
Todo aquello de lo que huimos…está automáticamente condenado a repetirse. Pasa el tiempo y los conflictos se repiten. Humillaciones, desconfianza, dolor de una herida mal cicatrizada. Todo aquello de lo que huimos sin resolver, está condenado a repetirse, esto en psicología es compulsión a la repetición.
“No podemos estar en el presente…añorando el pasado. Ni siquiera, preguntándonos por qué. Lo que sucedió, sucedió, y hay que soltarlo, hay que desprenderse. No podemos ser niños eternos, ni adolescentes tardíos, ni empleados de empresas inexistentes, ni tener vínculos con quien no quiere estar vinculado a nosotros.
¡Los hechos pasan y hay que dejarlos ir!”- (Paulo Coelho) Conseguir decir adiós a una persona…no significa retroceder.
Significa: Separar lo que no enriquece, de lo que nos desgasta, cuidar nuestra valía y dejar de perseguir las migajas de un amor que “NO” nos es sano para crecer, compartir, desarrollar, evolucionar, cambiar, construir, edificar, y por supuesto…”VIVIR”.
Desapegarnos del dolor nos ayuda a nutrir nuestra autoestima. Desapegarnos de aquello que supone egoísmos, intereses y ausencias injustificadas…nos ayudará a comenzar una nueva etapa, a sembrar y cosechar sustento para nuestra autoestima y así…crecer emocionalmente.
Soltar, alejarnos de vínculos que nos han dañado, significa liberarnos, crecer y crear una nueva vida. Una nueva vida que se alza como propia, que crece respirando oxígeno psicológico de una atmósfera fértil para el cambio.
Cubrir de tierra el dolor no es garantía de prosperidad en una relación. Hay veces, que a las historias de puntos suspensivos; hay que quitarles dos y dejarlas en punto y final.
Ese adiós implica desubicarnos durante un período de tiempo indeterminado. Eso nos puede angustiar, pero la consecuencia inmediata de lograrlo…es la reconstrucción de uno mismo y la armonía con nuestro interior.
Se trata de ser honestos y exigentes con nuestras compañías emocionales. No siempre es fácil, pero sí necesario. QUIEN TE ROMPIÓ EL CORAZÓN, “NO” PUEDE SER LA MISMA PERSONA QUE TE LO ARREGLE.
DE AMOR “NO” SE MUERE, NI DE DESILUSIONES SE VIVE UNO PODRÁ CALLAR LO QUE SIENTE…PERO “NO” PODRÁ DEJAR DE SENTIR LO QUE CALLA
Emilio Alejandro García Jiménez
Deja que se queden con lo que te quitaron.
Si les diste amor y se alejaron, deja que se lo queden…
Si les diste tiempo y se alejaron, deja que se queden con los recuerdos…
Si les diste días, meses e incluso años de tu vida, deja que se queden con todo el amor que les diste durante ese tiempo… Deja que se lo quede a quién le hace falta.
Tenemos que entender que el valor de nuestro amor no depende de lo que otros hagan con ese amor. Déjalos quedarse con lo que te quitaron, probablemente lo necesitaban, probablemente cambió sus vidas, no puedes quitarles eso.
Incluso cuando ellos solo te dieron dolor a cambio, aún así tu los dejaste con nada más que amor.
D/A
Simplifícate, deja que todo fluya!
Los cambios estructurales y de conciencia son inminentes; por tanto, por más que uno se esfuerce queriéndolos detener para acomodarlos a nuestro gusto e interés particular, ellos van a seguir su proceso de adelantamiento.
Al entender esto de esta manera y de forma puntual, ayuda a dejar fluir. Dejar fluir es no afanarse en cosas que no aportan armonía y sosiego.
Dejar fluir es amarse y aceptarse sobre todo defecto. Dejar fluir es no hacer firme oposición a los cambios que han de participar en la transformación del ser. Y en este tenor y conciencia abierta, sólo queda dejar que fluyan espontáneamente sin quererle hacer oposición.
Lo importante es estar alerta, conscientes y llevando a cabo un trabajo interno de auto observación y con honestidad, reconciliarse con su Yo, más allá del egocentrismo.
¡El rio trasiega sus aguas al océano profundo y se place de ello!
Lesbia Gómez Suero