DOMINGO DE RAMOS.
Hoy es un día muy importante en el camino a nuestra transformación, perdón y reconciliación con Dios.
Recuerdo ir a misa y ver muchas personas formadas al inicio de la Misa, esperando la bendición de su ramos y palmas, una vez que pasaba el sacerdote hacia el altar, se salieron sin escuchar misa.
Desde mi personal punto de vista, es importante entender que el ramo o palma, no es un talismán o amuleto, simplemente es el símbolo que te recuerda que has aceptado a Dios como tu Rey.
Si pones la palma en la puerta no evitará que entre el mal a tu casa, o traerá dinero a tu cartera, no es mágica.
ES UN SÍMBOLO QUE TE AYUDA A RECORDAR TU COMPROMISO CON LA LUZ, CON DIOS.
No sirve que se la encargues a alguien, es tu compromiso.
En el inicio de esta celebración el pueblo se reunió para aclamar a Jesús en entrada triunfal a Jerusalén y reconocerlo como su Rey.
Desde como yo lo veo si reconoces que Dios Padre-Madre es tu «Rey» por tu propia voluntad haz aceptado seguir las leyes del reino.
Y en el Reino de la Luz, la principal regla es amar a tu hermano incondicionalmente y no hacer a los demás lo que no quieras que te hagan a ti.
Entonces si vas a celebrar la entrada triunfal de Dios, que sea en tu corazón, cuida el reino de Dios (tu cuerpo físico, mental y espiritual). Cada que veas tu palma recuerda que todos somos uno y a pesar de nuestra religión, color, idioma, preferencia sexual, reconoce la divinidad en cada ser vivo que te encuentres y vive el poder infinito del amor.
Te sugiero esta oración al colocar tu palma.
Yo soy la luz del corazón
brillando en las tinieblas del ser,
convirtiendo todo
desde la luz reluciente
que proviene de Jesús.
Proyecto mi amor
hacia el mundo
para borrar los errores
y eliminar las barreras
que me impiden SER
Yo soy el poder del amor infinito
amplificándose a sí mismo,
hasta que sea victorioso,
y todos seamos uno.
Amén
Créditos al autor
Lety Neri Guzmán