








…CUANDO SIENTAS A TU MADRE DÉBIL, o PERDIDA.
A tus mujeres de hoy sin rumbo.. Cuando te sientas tú débil, y NO tengas en tu clan, ni en tu entorno de dónde tomar.
Llama a tus abuelas… …A tus ancestras mujeres… …Ahí está nuestra fortaleza…Invita a tus abuelas, a todas las mujeres, que te precedieron…
NOMBRALAS EN VOZ ALTA SI PUEDES; NO te preocupes si NO sabes sus nombres… …SIMPLEMENTE DI:
“.Invito a mis abuelas y ancestras, desde hace siete generaciones hasta el presente, a que me acompañen ahora.”
ESTARÁN AHÍ… …AGRADÉCELES QUE HAYAN VENIDO:
Es así de sencillo… Su sangre sigue corrriendo, •.Por tus venas… •.Por tu corazón….y, •.Por tú útero…
…Si les pides que vengan, vendrán… Dispuestas a ayudarte a sanar, y a ser una mujer libre, y dichosa…
…EL PRIMER PASO; Hacia la dicha, y salud en tu vida actual… •.Podrá ser que derrames las lágrimas, que tus abuelas NO pudieron derramar… •.Sentir, y liberar la aflicción de las vidas insatisfactorias de nuestras antepasadas maternas, nos quita de los hombros el peso de nuestro legado materno… …CUANDO YA NO TENEMOS QUE LLEVAR ESE PESO; Somos libres para recordar… Y desarrollar los muchos dones, y talentos… …¡¡.QUE TAMBIÉN HEMOS HEREDADO DE ELLAS.!!… …VENGAN A MI, LAS NECESITO.!!…
…AMOR UNIVERSAL.... …
Rosina NL..…
BENDICE A TU MADRE.
Si tu madre está viva, bendícela porque ella es la raíz más honda de tu existencia y el manantial más alto de tu alma.
Si tu madre ya no esta, bendícela, porque ella es tu antena entre la tierra y el cielo y la voz más pura que habla en tu corazón.
Bendice a tu madre, porque ella es la rama del árbol de donde desciendes y la lámpara del país a dónde vas.
Bendice a tu madre, Porque ella es el avío de tu tránsito eterno, Y está contigo en tu angustia, en tu amor y en tu esperanza.
Bendice a tu madre en el día y en la noche,
en las horas adversas y en las horas felices.
Tu bendición te elevará sobre el polvo del mundo y Dios acogerá en su oído tu amorosa plegaria.
Dios te bendiga siempre mamá
Alberto Velásquez.
SOLTANDO A MAMÁ.
Soltar a mamá no es dejarla de lado, ni siquiera es necesario poner distancia de por medio o privarla de compartir nuestros logros.
Soltar a mamá es, una vez que somos adultos, traerla con nosotros de este lado, a ellas les cuesta dejar el periodo de la niñez, les asusta que vayamos a equivocarnos o que no hayamos aprendido a cuidarnos, entonces, es momento de demostrar que si podemos, con hechos más que con palabras.
Soltar a mamá es mostrar que crecimos y el que crece comprende, es asumir responsabilidades, sin dejar de ver el bien común, es dejar de pedir permiso y comenzar a cumplir promesas, es cambiar regaños por no causar preocupación, es asumir riesgos sin dejar de bajar la cabeza, para pedir su bendición.
Soltar a Mamá es regresárle la misma dedicación que mostró hacia nosotros, para desvanecer sus miedos, es darle tiempo para aceptar que termino la obligación en ella y llego la convicción en nosotros: «te libero de mi, pero no te dejaré nunca porque te amo», el amor y la gratitud supera por mucho la necesidad y la costumbre.
Soltar a mamá es decir gracias, es incluirla, es ver a la mujer y respetar sus elecciones, es graduarla y darle todos los honores, es compartirle nuestros aciertos que son también los suyos, porque un adulto entiende que estaba improvisando movida por el amor y que la mayor de sus elecciones fue querernos, razón más que suficiente para honrarla toda la vida.
Soltar a mamá es comenzar a disfrutarla y con ello honrar nuestro pasado, evitemos terapias en ese sentido, estamos a tiempo, reinstalemos a nuestras madres en el mismo lugar donde estamos colocados ahora que crecimos, en el de los adultos, en el de los maduros, en el de los seres humanos, no atrás, no adelante, a nuestro lado, pues sin ella, nunca hubiéramos llegado.
Lucia Toranzo N.
ESE OLOR A MAMA”
-“Mamita, cómo hueles de rico”. (Eso me dice mi pequeña de seis años con quien estoy acostada conversando). –
“Pero mi amor, a qué puedo oler si no uso lociones, ni perfumes, ni cremas? Con seguridad no huelo a nada;todo mi tiempo lo ocupo en ir a trabajar y al volver hago las tareas del hogar dejàndome un tiempito para estar contigo todos los dìas”. –
“Te equivocas, mamita, hueles lindo, “HUELES A MAMÁ”, me contesta sonriente. Esta respuesta me llena de emoción y me hace pensar: Es una respuesta linda, llena de amor y de ternura.
HUELES A MAMÁ, yo nunca había pensado en ese olor, no lo había llamado así, nunca supe definirlo, pero ahora sé que mi madre olìa dulcemente a mamá. HUELES A MAMÁ, cuando estás llena de ternura, de amor, de cariño. de comprensión. HUELES A MAMÁ , cuando juegas con tus hijos sin importarte qué pasó con tu arreglo. Cuando con ellos vuelves a ser niña y compartes el yoyo, la pelota y la muñeca.
HUELES A MAMÁ, cuando con ellos cantas y cuentas cuentos. Cuando escuchas sus quejas y oyes sus problemas. HUELES A MAMÁ, cuando encuentras palabras adecuadas en sus momentos tristes. HUELES A MAMÁ, cuando les dedicas todo tu tiempo cuando están enfermos, cuando vigilas su aseo personal y cuando lavas nuevamente sus zapatillas que tan pronto se ensucian. HUELES A MAMÁ, cuando les permites invitar a sus amigos, sin preocuparte cómo te dejan la casa y te sientes feliz porque estàn en lugar seguro. HUELES A MAMÁ, cuando soportas sus chanzas pesadas, cuando les hablas de su deporte favorito así tú no entiendas nada. HUELES A MAMÁ, cuando les reprendes a tiempo e impones una disciplina dulce pero firme. HUELES A MAMÁ, cuando sabes decir SÍ y cuando sabes decir NO. HUELES A MAMÁ, cuando te esmeras y preocupas por sus estudios. HUELES A MAMÁ, cuando procuras mejorar y aprender a ser mamá las veinticuatro horas del día. Mi niño me dijo que yo olía a mamá y me siento muy feliz. Ojalá todas las mujeres tuviéramos siempre ese hermoso y dulce ” OLOR A MAMÁ “.
De la web
«LA BUENA MADRE ES AQUELLA QUE SE VA VOLVIENDO INNECESARIA…»
La buena Madre es aquella que se va volviendo innecesaria con el paso del tiempo.
Ha llegado la hora de reprimir el impulso natural materno de querer colocar el pichón debajo del ala, protegido de todos los errores, tristezas y peligros.
Es una ardua batalla, lo confieso.
Cuando empiezo a debilitarme en la lucha para controlar la súpermadre que todas tenemos dentro, me acuerdo de la frase del título.
«LA BUENA MADRE ES AQUELLA QUE SE VA VOLVIENDO INNECESARIA…»
Si realicé mi labor de madre correctamente, tengo que volverme innecesaria.
Y antes que alguna madre me acuse de desamor, explico qué es lo que significa eso.
Ser «innecesaria» es no dejar que el amor incondicional de madre, que siempre existirá, provoque vicio y dependencia en los hijos, como si fuera una droga, a tal punto, de que que ellos no sean capaces de poder ser autónomos, confiados e independientes.
Deben estar prontos para trazar su rumbo, hacer sus elecciones, superar sus frustraciones y cometer sus propios errores también.
Con cada fase de la vida, una nueva pérdida es un nuevo logro; para las dos partes: madre e hijo.
El amor es un proceso de liberación permanente, y ese vínculo no deja de transformarse a lo largo de la vida.
Hasta el día en que los hijos se vuelven adultos, constituyen su propia familia y recomienzan el ciclo.
Lo que ellos necesitan es tener la seguridad de que estaremos con ellos, firmes, en el acuerdo o en la divergencia, en el triunfo o en el fracaso, prontas para el mimo, el abrazo apretado, y el consuelo en los momentos difíciles.
Los padres y las madres, solidariamente, crían a sus hijos para que sean libres y no esclavos de nuestros propios miedos.
Es ese el mayor desafío y la principal misión.
Cuando aprendemos a ser «innecesarios», nos transformamos en un puerto seguro donde ellos puedan atracar.
«A quien ames. dale:
– Alas para volar.
– Raíces para volver.
– Motivos para quedarse.
Hagamos hijos independientes y seguros de sí mismos para que vivan una vida plena y honrada.
“CUANDO UNA MADRE AMA DE VERDAD EDUCA A SUS HIJOS PARA APRENDER A VOLAR”
LAS MADRES NUNCA MUEREN
MAMÁ SOLO MUERE CUANDO QUIERE.
Generalmente, las madres, más que amar a los hijos, se aman en los hijos.
Cuando yo tenía seis años maté a mi madre por primera vez,
no quería que estuviera junto a mi el primer día de clase,
yo me consideraba lo suficientemente fuerte para enfrentar
los desafíos que la nueva vida me traería…
Pocas semanas después descubrí aliviado que ella seguía alli lista
para defenderme de los compañeros agresivos que me amenazaban
y para auxiliarme frente a las dificultades de mis primeras cuentas.
A los 14 años la maté nuevamente , no la quería imponiéndome
reglas o límites, ni que me impidiera vivir la plenitud de los
vuelos de los años juveniles.
A los 16 años de nuevo la maté porque en una salida con
los amigos tuve la primer borrachera,recuerdo que ella limpió
el vómito de mi habitación y me dijo con todo cariño que no
se lo diría a mi padre, pero que jamás me volviera a
ocurrir, que los hombres son hombres por otras cosas
no por beber…
A los 18 años pensé que mataría a mi madre definitivamente
y ya no resucitaría más… Había entrado en la Facultad, me
había mudado a la capital hacía política estudiantil actividades
en la que la presencia materna no cabía en ninguna hipótesis.
Ingenuo engaño :Cuando me descubrí confundido sobre que
rumbo seguir, volví a la casa materna único espacio de posible
guarida de comprensión.
A los 23 años me di cuenta que la muerte materna era
posible, solo requería lentitud, fue cuando me casé, planté
bandera de independencia total y seguí mi viaje. Pero bastó
ver nacer a mi primer hijo para descubrir que ese ser
llamado madre se transformaría en un espécimen aún más
vigoroso llamado abuela. Para los que aun no han vivido la
experiencia, abuela es madre en dosis doble…
A pesar de todo continué creyendo en la muerte lenta y
demorada y cada vez más me fui sintiendo más distante
y autónomo aún cuando a intervalos regulares ella
apareciese en mi vida desempeñando papeles importantes
y únicos, papeles que solamente ella podía protagonizar.
Pero al final de esa historia al contrario de lo que siempre
imaginé fue ella quien la definió. Cuando menos lo esperaba
ella se murió. Así sin más ni menos, sin pedir permiso, sin hora
marcada, ni ocasión par la despedida
Ella simplemente se fue dejando la lección;
las madres son para siempre.
Al contrario de lo que siempre imaginé son ellas las que
deciden cuando esta eternidad puede durar toda la vida
y cuanto queda relegado para el étereo recuerdo de la nostalgia.
La lección que he aprendido es que debemos demostrar
nuestro amor en vida
y el vacío que ella deja al partir, no se llena con nada.
Para los que aún tiene la dicha de tener a su madre viva:
ámala, abrazalá , bésala y dila cuanto la quieres .
Y para los que ya no la tienenen: guarda su recuerdo en el
más precioso de los baúles , cierra los ojos y haz una oración
por ella donde quiera que ella esté va a entender tu
mensaje,va a llorar cuando llores, va a reír cuando rías, va a velar tu sueño como cuando eras niño , no esperes su partida
para llevarle una flor o para darle tu amor.
Un día vas a descubrir que la persona que más te amó
en la vida, fue ella.
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Jannine Gorocica L.