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El Perdón

El Perdón

UN MOMENTO PARA PERDONAR

15 diciembre, 2015

UN MOMENTO PARA PERDONAR…

«No trates de perdonar. Perdonar no es un «hacer». Simplemente acepta que este momento es exactamente como es en este momento.

Y el pasado fue como fue. Acepta tu falta de aceptación en el presente.

Perdona tu incapacidad de perdonar. Siente tu aliento, las sensaciones en tu cuerpo, la vida que arde con todo su esplendor en tí.
Todos están dando su mejor esfuerzo, incluso cuando parezca que no es así.
Todos están soñando o teniendo una pesadilla, luchando con un dolor que quizás nunca llegues a entender.
No tienes que tolerar sus acciones. Tal vez tú no seas capaz de despertarlos.
No tiene que gustarte lo que ha sucedido. Simplemente suelta la ilusión de que pudo haber sido de otra manera.
Tú eres diferente ahora, de todos modos. No te enfoques en algo sobre lo que no tienes control. El pasado es una tierra lejana.
Vuelve tu atención a este momento, Tu fuente de verdadero poder. Tu lugar de conexión.
Despierta del sueño De que alguien tiene algún poder Para quitarte tu paz interior.
Suelta la necesidad de tener la razón. Abraza la necesidad de ser libre. Sal de la historia de «mi vida». Reclama el momento.
Sé aquí, en tu nueva vida. Aventúrate en este nuevo día.
Esto es perdonar.»
(Jeff Foster)

El Perdón

El Perdón

4 octubre, 2015

El Perdón

Paul Tillich definió alguna vez el perdón como: “El acto de recordar el pasado para poderlo olvidar”.

Los seres humanos vamos acumulando vivencias de todo lo que nos pasa en nuestras vidas. Los recuerdos de esas experiencias sin importar qué tan buenas o malas sean, sólo pueden permanecer en la “capa consciente” de nuestra mente por un relativamente corto tiempo.

Pasado cierto lapso, se van depositando en una capa algo más profunda que es el subconsciente, dando lugar así a las nuevas vivencias.

Todos y cada uno de los recuerdos permanecen “vivos” allí, aunque nuestra mente no los pueda “ver”.

Es por ello que vamos olvidando algunas cosas y en determinados momentos es posible volver a sacarlas a la luz con alguna cuota de esfuerzo… haciendo memoria.

Pero transcurrido un lapso suficiente, esos recuerdos quedan sumergidos en una capa de nuestra mente aún más profunda, de la cual ya no es posible volver a sacarlos, es el inconsciente.

Esto sucede con absolutamente todas y cada una de nuestras vivencias. Con los eventos tristes también.

Es por ello que hay personas que viven una vida de tristeza y dolor, evitan ciertos lugares o tratar con determinadas personas les causa angustia, aunque éstas no les hayan hecho nada malo en particular.

Las voces del inconsciente no se pueden recordar, pero dejan sentir sus ecos. La ayuda profesional adecuada es capaz en muchos casos de “escuchar” esos “ecos” y hallar la raíz del problema oculto en lo más profundo de nuestra mente.

Hay personas en nuestras vidas que nos han causado mucho daño. Tal vez en nuestra niñez o juventud, o ya durante nuestra adultez, pero hace mucho tiempo.

Creemos haber olvidado lo ocurrido, sin embargo cuando tratamos con alguien de características parecidas, o nos toca vivir situaciones similares, nos sentimos incómodos, tenemos temor, angustia o desconfianza ante ellas.

Es que los recuerdos no han muerto, no se han borrado. Nuestra mente conciente no los recuerda, pero sus gritos desde lo profundo se hacen sentir.

A esto es lo que refería Tillich, cuando hablaba del “acto de recordar para poder olvidar”. Cuando “sepultamos” en lo profundo de nuestra mente un hecho infructuoso de nuestra vida, tendemos a cerrar esa puerta con vehemencia porque su recuerdo nos tortura, nos hace daño.

Es absolutamente necesario abrir esa puerta y entrar a buscar el suceso traumático para poder sacarlo a la luz. El dolor por la misma puerta que entró es por donde debe salir.

No hay otra solución. Los seres humanos no tenemos otra alternativa. Así funciona. En la medida en que un mal episodio de nuestra vida se pueda convertir tan sólo en un mal recuerdo, hará la diferencia con un mal recuerdo que hace daño.

Lograr esto es un importante paso hacia el perdón. Un perdón que no absuelve ni “renueva” el crédito al ofensor, pero sí te libra a ti de las tenazas que te sujetaban a él.

David conocía esto a la perfección, cuando le pedía a Dios que le librara de los pecados que él conocía y de los que no se acordaba también…

Hoy te animamos a que abras las ventanas de tu alma a Dios y que su luz llene todos y cada uno de los días de tu vida.

Autor: Luis Caccia Guerra

El Perdón

Mi parte obscura

26 marzo, 2015

 

 

Perdonarnos a nosotros mismos es la fuente del perdón verdadero. Es este trabajo profundo del corazón lo que nos permite crecer hacia la luz en lugar de continuar luchando constantemente contra la obscuridad. Sin embargo, es una de las tareas más difíciles porque muy a menudo no nos damos cuenta de las espinas y zarzas que aprisionan nuestro corazón.

La mayoría de nosotros guardamos secretamente alguna acción o suceso que no hemos podido perdonarnos. Algunas veces la falla es obvia: como cuando una madre desatiende a su pequeño por un momento y el niño sale a la calle y sufre un accidente serio. O el hijo que rehúsa hablar con sus padres por años y no se da cuenta de su error hasta que mueren.

Pero muchas veces aquello que no podemos perdonar está escondido detrás de racionalizaciones y explicaciones, por ejemplo: «El tiempo que pasamos en nuestro trabajo en lugar de con nuestra familia era necesario para proveerlos con la calidad de vida que ellos merecen.» «Las palabras hirientes que les dijimos a nuestros hijos eran para su mayor bien.» «El divorcio era la única forma de liberar dos corazones de una espiral descendente.»

Quizá nuestras decisiones fueron correctas, necesarias, o inevitables, o quizá fueron reacciones del momento, pero las hicimos, y ahora son parte de nuestra vida. Sin embargo, nuestros corazones lamentan lo que hicimos o nos negamos a hacer, y enterramos nuestro dolor bajo una cobija de culpa o justificaciones.

Pero si quieres liberar tu espíritu, se requiere localizar esos rincones obscuros de tu vida y enfrentar ese desafío. Necesitas perdonarte y aceptarte completa e incondicionalmente; incluyendo todo lo bueno y no tan bueno de tu vida. Si podemos perdonarnos a nosotros mismos por nuestras fallas, podremos también perdonar a los demás.

AFIRMACIÓN: DOY GRACIAS PORQUE ESTOY APRENDIENDO A PERDONAR MIS FALLAS. ME ACEPTO TOTALMENTE Y PERDONO Y ACEPTO TAMBIÉN A AQUELLOS QUE ME FALLARON.

El Perdón

Para llegar alto, debemos soltar lo que nos pesa.

19 octubre, 2014

Para llegar alto, debemos soltar lo que nos pesa

Las cargas no nos impiden volar. ¡Qué motores necesita un avión para lograrlo! Porque volar no es la naturaleza del metal. Pero si lo es de las aves, por eso basta con que abran las alas y busquen el cielo para que lo logren. 

Volar es una condición de nuestro espíritu, no de nuestro cuerpo. Su vuelo nos lleva a ver nuestra vida desde arriba, desde los costados, desde más lejos. 

Y en ese vuelo, podemos tomar distancia. Y con esa distancia podemos ver las cosas tal como son, no según la historia que nuestra mente nos cuenta. 

Pero que volar sea condición del espíritu, no nos garantiza ese vuelo, porque a veces el cuerpo, nuestra densidad, está tan pesada que no deja que nuestro espíritu aflore. 

Pesa por las emociones densas que no hemos liberado, las viejas estructuras que cargamos, nuestros juicios y los juicios del mundo. Por eso pesa tanto. 

Una vez que entramos en el silencio, podemos observar nuestros pensamientos vetustos, almidonados por el tiempo, algunos prestados y nunca devueltos. Los vemos todos. 

Y ya no tenemos que liberarnos de ellos porque, al observarlos desde el espíritu, caen por su propio peso. Julio Bevione

El Perdón

Un momento para perdonar

3 octubre, 2014

UN MOMENTO PARA PERDONAR...
 

«No trates de perdonar. Perdonar no es un «hacer». Simplemente acepta que este momento es exactamente como es en este momento. 

Y el pasado fue como fue. Acepta tu falta de aceptación en el presente. Perdona tu incapacidad de perdonar. Siente tu aliento, las sensaciones en tu cuerpo, la vida que arde con todo su esplendor en tí.
 

Todos están dando su mejor esfuerzo, incluso cuando parezca que no es así. Todos están soñando o teniendo una pesadilla, luchando con un dolor que quizás nunca llegues a entender. 

No tienes que tolerar sus acciones. Tal vez tú no seas capaz de despertarlos. 

No tiene que gustarte lo que ha sucedido. Simplemente suelta la ilusión de que pudo haber sido de otra manera. 

Tú eres diferente ahora, de todos modos. No te enfoques en algo sobre lo que no tienes control. El pasado es una tierra lejana.
 

Vuelve tu atención a este momento, Tu fuente de verdadero poder. Tu lugar de conexión.
 

Despierta del sueño De que alguien tiene algún poder Para quitarte tu paz interior.
 

Suelta la necesidad de tener la razón. Abraza la necesidad de ser libre. Sal de la historia de «mi vida». Reclama el momento.
 

Sé aquí, en tu nueva vida. Aventúrate en este nuevo día.
 

Esto es perdonar.»
 

Jeff Foster

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Cómo Perdonar! No tuviste otra opción. Y tampoco ellos.

15 septiembre, 2014
Cómo Perdonar!
No tuviste otra opción. Y tampoco ellos.
Perdón instantáneo, cuándo estés listo.
Debido a todo aquello por lo que estabas pasando, cómo te sentías en ese momento, los pensamientos que pasaban por tu mente, lo que creías en ese momento, los lentes a través de los cuales veías el mundo, el miedo y el dolor que estabas tratando de resolver; debido a las heridas que no habían sanado aún, el daño infringido por otros, las visiones que aún no te llegaban, la información que te hacía falta en ese momento, los horizontes que aún no se aclaraban… no tuviste otra opción que actuar como actuaste, decir lo que dijiste, hacer lo que hiciste, elegir lo que elegiste, y ellos tampoco.
Todos hicieron lo mejor que pudieron, de acuerdo a lo que pensaban que eran en ese momento, dieron lo que sabían y tenían la capacidad de dar en ese momento concreto de sus vidas. Es sólo en retrospectiva que pareció que había otra elección, y eso es lo que nos vuelve locos. Lo que sucedió, sucedió así y no se puede cambiar.
No se trata de aprobar lo que pasó, por supuesto, o encontrar excusas, ni tampoco debe ser utilizado para justificar cualquier tipo de violencia o agresión o injusticia que haya surgido.
Esta reflexión está dedicada únicamente al verdadero perdón, en el aquí y el ahora, a la posibilidad de dejar ir y seguir adelante, de salir de la limitada y dolorosa creencia de que el pasado pudo haber sido diferente, y re-dirigirnos al sitio en dónde el verdadero cambio y la reconciliación con la vida y las personas puede darse, en tú sitio de verdadero poder: el momento presente, inmediato, vivo y completo en sí mismo, independientemente de lo que haya sucedido en el pasado. Tú no eres tú pasado.
Y si no puedes perdonar en este momento, si no eres capaz de escuchar este mensaje ahora, si tu alineación parece imposible, también estás perdonado. Honra el sitio en dónde te encuentras, amigo. Honra el sitio en donde te encuentras. Estás haciendo lo mejor que puedes. Aún no estás preparado para seguir y fluir con la vida. Tú tiempo llegará.
Jeff Foster
El Perdón

Que hacer cuando nos hieren profundamente

17 agosto, 2014

 

Qué hacer cuando nos hieren profundamente
 

Muchas veces cuando nos hieren fuertemente, o quizás cuando somos nosotros quienes herimos a quienes más amamos, resulta supremamente difícil llegar a perdonar la ofensa, e incluso lograr perdonarnos a nosotros mismos la conducta realizada. 

Es en estos momentos donde la culpa, el resentimiento, la decepción, el odio o la frustración se anidan en el corazón de la persona y empieza a hacer estragos en su vida.
 

Todos estos sentimientos negativos, empiezan a consumir a la persona, de manera que su vida deja de ser agradable y placentera y pasa a ser en su lugar, un sinfín de momentos para recordar lo amargo de la situación vivida, este sufrimiento al cual nos aferramos no nos permite sentirnos con libertad y serenidad, sino que se lleva como una pesada carga que decidimos mantener sosteniéndola por mucho tiempo.
 

Algunas personas creen que el perdón los hace débiles, es común escuchar, “Que perdone Dios porque yo no perdono”. Pero el perdón lejos de ser un bálsamo de tranquilidad para la otra persona, es importante por la tranquilidad y la paz mental de la persona que se siente ofendida, maltratada, etc.
 

La importancia del perdón radica en limpiar todos los sentimientos negativos que te causa dicha emoción, liberarte de la rabia, el odio y la amargura y sentirte en paz porque no guardas sentimientos que te dañen tu corazón.
 

El continuar siendo la misma persona con quien te ofendió, es decisión propia, no se trata de tapar el sol con el dedo, se trata de eliminar de tu corazón lo que te hace daño, que son los sentimientos negativos, y continuar con tu vida, porque estás listo para hacerlo.
 

Perdonar no es fácil, es un camino que se cruza lentamente y de manera gradual , por ello no lo hagas por el bien de otros, hazlo porque es lo mejor para ti, no cargar emociones tóxicas que destrocen tu tranquilidad.

Perdonar aligera la carga, toda vez, que nos sentimos mas libres, sin ningùn tipo de peso.

Haz el esfuerzo comienza por perdonarte a ti mismo, y luego a los demàs, vale la pena te lo garantizo. 

El Perdón

Tiempo de perdonar y pasar la página

19 mayo, 2014

Mientras guardes el recuerdo de lo que te hicieron… te mantendrás preso del pasado y afectado por ese suceso. Cierra los ojos, recuerda la imágen de la persona, cuéntale mentalmente sobre tu
malestar y sobre lo que esperabas que sucediera… Al final dile que le perdonas e imagina que sonríe. Repítelo cuantas veces sea necesario para dejarlo en el pasado y sentirte libre de ese recuerdo. Tiempo de perdonar y pasar la página.

error: Tu esencia Divina 2015