El Perdón

Mi parte obscura

26 marzo, 2015

 

 

Perdonarnos a nosotros mismos es la fuente del perdón verdadero. Es este trabajo profundo del corazón lo que nos permite crecer hacia la luz en lugar de continuar luchando constantemente contra la obscuridad. Sin embargo, es una de las tareas más difíciles porque muy a menudo no nos damos cuenta de las espinas y zarzas que aprisionan nuestro corazón.

La mayoría de nosotros guardamos secretamente alguna acción o suceso que no hemos podido perdonarnos. Algunas veces la falla es obvia: como cuando una madre desatiende a su pequeño por un momento y el niño sale a la calle y sufre un accidente serio. O el hijo que rehúsa hablar con sus padres por años y no se da cuenta de su error hasta que mueren.

Pero muchas veces aquello que no podemos perdonar está escondido detrás de racionalizaciones y explicaciones, por ejemplo: «El tiempo que pasamos en nuestro trabajo en lugar de con nuestra familia era necesario para proveerlos con la calidad de vida que ellos merecen.» «Las palabras hirientes que les dijimos a nuestros hijos eran para su mayor bien.» «El divorcio era la única forma de liberar dos corazones de una espiral descendente.»

Quizá nuestras decisiones fueron correctas, necesarias, o inevitables, o quizá fueron reacciones del momento, pero las hicimos, y ahora son parte de nuestra vida. Sin embargo, nuestros corazones lamentan lo que hicimos o nos negamos a hacer, y enterramos nuestro dolor bajo una cobija de culpa o justificaciones.

Pero si quieres liberar tu espíritu, se requiere localizar esos rincones obscuros de tu vida y enfrentar ese desafío. Necesitas perdonarte y aceptarte completa e incondicionalmente; incluyendo todo lo bueno y no tan bueno de tu vida. Si podemos perdonarnos a nosotros mismos por nuestras fallas, podremos también perdonar a los demás.

AFIRMACIÓN: DOY GRACIAS PORQUE ESTOY APRENDIENDO A PERDONAR MIS FALLAS. ME ACEPTO TOTALMENTE Y PERDONO Y ACEPTO TAMBIÉN A AQUELLOS QUE ME FALLARON.

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