Sé paciente con la tristeza.
Deja que se acerque, deja que te engulla si es necesario.
Hasta que no haya división entre ‘yo’ y ‘tristeza’.
Hasta que no puedas llamarla más ‘tristeza’.
Hasta que sólo haya intimidad.
La tristeza te mantiene dócil y flexible.
Te recuerda, cuando has olvidado, la hermosa fragilidad que hay detrás de todas las cosas.
En la ternura del corazón reside su capacidad de amar.
La tristeza no es lo opuesto a la alegría, es el portal hacia ella.
– Jeff Foster