Simplifícate, deja que todo fluya!
Los cambios estructurales y de conciencia son inminentes; por tanto, por más que uno se esfuerce queriéndolos detener para acomodarlos a nuestro gusto e interés particular, ellos van a seguir su proceso de adelantamiento.
Al entender esto de esta manera y de forma puntual, ayuda a dejar fluir. Dejar fluir es no afanarse en cosas que no aportan armonía y sosiego.
Dejar fluir es amarse y aceptarse sobre todo defecto. Dejar fluir es no hacer firme oposición a los cambios que han de participar en la transformación del ser. Y en este tenor y conciencia abierta, sólo queda dejar que fluyan espontáneamente sin quererle hacer oposición.
Lo importante es estar alerta, conscientes y llevando a cabo un trabajo interno de auto observación y con honestidad, reconciliarse con su Yo, más allá del egocentrismo.
¡El rio trasiega sus aguas al océano profundo y se place de ello!
Lesbia Gómez Suero