Divina inocencia…
Anita, de seis años, vuelve a su casa de la escuela. Había tenido su primera clase de planificación familiar. Su madre, muy interesada le pregunta: “¿Cómo te fue?”.
—¡Me morí de vergüenza! —responde.
—¿Por qué?






Su Madre le contestó sonriendo: “Pero eso no es motivo para sentirse avergonzada”.
—No, ya sé, pero no pude decirles que nosotros somos tan pobres, que tú y papá tuvieron que hacerme ustedes mismos.
Créditos al autor correspondiente
Incentivando la lectura gracias por leer hasta el final