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La aceptaciòn

9 octubre, 2016

LA ACEPTACIÓN

La aceptación es un estado mental de saber que todo está bien y que todo tiene su razón de ser.

Cuando uno acepta, antes ha aprendido a no juzgar, ha aprendido que las circunstancias que rodean su vida son la expresión de programas inconscientes y que ahora tiene una maravillosa oportunidad de trascenderlos.

No lucha contra los eventos, las personas y las circunstancias, ni contra la corriente,  porque sabe que son el espejo ideal para poder aprender y tomar consciencia.

Cuando hablamos del desapego, hablamos de una característica de la aceptación, porque, cuando aceptas, ya te has liberado del apego a cómo te gustaría que fueran las cosas; es un estado de plena libertad mental.

Tener la mente en un estado de desapego es la mejor manera de saber que alcanzarás el éxito porque, cuando te desprendes del deseo de obtenerlo y dejas que todo fluya y crezca, lo más seguro es que tus sueños no sólo se materialicen, sino que superen cualquier expectativa por muy optimista que sea.

La aceptación conlleva una actitud de servicio porque estás libre de emociones negativas o de baja vibración. Sirves porque sabes que dando es como se recibe pero, además, estás libre del apego a recibir, porque eso es lo menos importante. En el Universo todo es movimiento, todo es vibración, por eso son tan importantes nuestros pensamientos con relación a todo lo que observamos. Un elevado estado de aceptación nos llevará a aceptar a los demás y verlos de una manera mejor de la que ellos son capaces de verse. Es un estado de auténtica caridad: cuando se produce un ataque, se trata de ver el miedo que subyace en esa persona, de ver su inocencia. Esto calmará su inconsciente y repercutirá en nosotros en forma de un estado mayor de salud física y psíquica.
En este nivel de conciencia se produce un cambio muy importante, pues se entiende que uno es la fuente y el creador de las experiencias de su vida. Asumir esta responsabilidad es lo que distingue este grado de evolución, caracterizado por la capacidad de convivir en armonía con las fuerzas de la vida.
Las personas que están por debajo del nivel de aceptación tienden a sentirse incapaces y se consideran víctimas a merced de la vida. Esto surge de la creencia de que la fuente de la felicidad y la causa de los problemas están «ahí fuera». En el nivel de la aceptación se da un salto enorme, se recupera el propio poder cuando se toma conciencia de que la fuente de la felicidad está dentro de uno. En esta etapa de evolución nada de lo que está «fuera» tiene la capacidad de generar felicidad, y el amor no es algo que otra persona da o retira, sino algo que se genera dentro.
Al individuo situado en este nivel de conciencia no le interesa determinar lo que está bien o lo que está mal, más bien se dedica a resolver problemas. El trabajo no causa incomodidad ni desaliento. Los objetivos a largo plazo adquieren prioridad sobre los de corto plazo; la autodisciplina y la maestría son rasgos característicos de este estado de conciencia.
En la aceptación uno no se siente polarizado por el conflicto ni la oposición. Se entiende que los demás tienen los mismos derechos que uno y se honra esa igualdad. Por lo tanto se está libre de discriminación y falta de tolerancia; se es consciente de que la igualdad no excluye la diversidad. La aceptación incluye en lugar de rechazar.

D. Blanco Arias

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