¡Oh señor de todos los cielos!
En estas tempranas horas de la mañana yo
Encomiendo mi día sábado a tu nombre
Para que tu sombra esté delante de mis pasos
Y no pueda yo perderme cuando la oscuridad se acerque.
Tú eres solo amor, querido Dios, y por eso
Te pido que infundas este sentimiento en mi corazón
Para que pueda yo compartirlo con el prójimo.
Te pido, amado padre, que alejes los obstáculos este día, salvo si los colocas
Para poner a prueba mi fe; esta en ti es infranqueable
Y solo es debilitada cuando el maligno quiere arrastrarme
Al fondo de sus tinieblas.
¡Dame fuerzas el día de hoy, que solo
Necesito eso para poder disfrutando
De todo aquello que has creado!
Amén.