

𝗘𝗠𝗣𝗔𝗧Í𝗔
«La empatía tiene una chispa indescriptible…
Dicen por ahí, que la persona que la lleva en el alma, es como esa pequeña luciérnaga que va por el camino compartiendo su luz.
Parece que tuviera el poder de entrar suavemente en el corazón del otro, repartiendo la grandeza que conduce su existencia…
Anda por ahí y por aquí, escuchando sin prisas, mirando con amor y sintiendo todo en su propia piel. La empatía conoce de ser dulce con quien lo necesita e incluso sabe mostrarse fuerte en el momento exacto.
Esas pequeñas luciérnagas actúan con sutileza porque su mayor temor es herir a quien ya está herido… quien lleva ese brillo sanador en el alma, comprende y va por la vida desatando nudos, ofreciendo su hombro, secando lágrimas…
Quien va vestido de EMPATÍA, recorre caminos escuchando miradas, leyendo silencios, desinfectando heridas… Y va empujando al que ya no puede para que vuelva a comenzar…
SU FUERZA ES LA BONDAD»
Crédito a quien corresponda.
DECÁLOGO DE LA MADRE CONSCIENTE
1.He parido un hijo que no es mío. Lo entrego al mundo.
2.Este hijo no ha venido a cumplir mi proyecto, ni los proyectos de mi árbol genealógico, sino el suyo propio.
3.No lo bautizo con ningún nombre ya presente en el árbol, ni con nombres que le impriman un destino.
4.Se lo doy todo, lo crío con afecto, sin dejar de ser yo misma, sin adicción al sacrificio, sino con responsabilidad y desde la libertad.
5.Le ofrezco herramientas que ayuden a construir el edificio de su propia vida, pero acepto que tome libremente las que el juzgue adecuadas y rechace las inadecuadas para él. Me doy cuenta que la mejor manera de enseñar a un hijo es con el ejemplo.
6.Acepto que deje de llamarme “mamá” cuando él lo decida, para pasar a llamarme por mi propio nombre, porque así rompe lazos de dependencia y la relación entre ambos se equilibra.
7.Le permito y facilito que tenga un espacio privado e íntimo en la casa que sienta como su propio territorio.
8. En cuanto a la elección de sus amistades, de su carrera, de sus actividades de ocio, etc., le escucho, le doy mi parecer, pero no selecciono nada por él, ni le prohíbo ni lo obligo.
9.Dejo que mi hijo cometa errores, que se caiga, que no sea perfecto. Comprendo que cada fracaso es un cambio de camino y con ellos se crece cada día; si lo protejo demasiado lo bonsaitizo, nunca será adulto.
10.Jamás definiré a mi hijo (“es tranquilo, eres nervioso”, “es tímido”…), porque entiendo que los niños se forman su autoconcepto a partir de lo que sus padres dicen de él. Le transmito que dentro de él están todas las posibilidades del ser, lo es todo en potencia. QUE ASÍ
Créditos al autor
LA PACIENCIA
La paciencia es definida como una virtud, como una actitud, como una capacidad de algunos seres humanos de soportar en silencio y en calma las vicisitudes de la vida, los contratiempos, los acontecimientos no esperados, etc.
Sin embargo los animales desbordan en paciencia, son nuestros maestros en este arte.
A mi particularmente me enseñan todos los días. Tienen tal capacidad de soportar en calma esa espera que para los humanos es angustiante, sofocante y desesperante.
Aún hasta cuando les falta comida que llevarse a la boca, su paciencia es tal que atinan a dormir en silencio y en paz.
La paciencia significa el dominio de muchas fuerzas internas que nos llevan a la desesperación y la angustia. Significa trabajar en ellas, conocerlas, ver de dónde vienen, ubicarlas, si hay algo que sanar pues a sanarlo y si hay que corregir, pues a corregirlo.
No viene gratis y en casos sólo aparece con los años, con ese toque de sabiduría natural que acompañan las canas y el haber pasado por muchas experiencias negativas y correctivas.
A trabajar para lograr este tan ansiado tesoro que sólo sonríe a los perseverantes. La vida florece con mucha paciencia!!
D/A
¡Hoy me despido de lo que fui ayer!
De justificar indiferencias.
De amar al desprecio.
De reír con una sombra.
Hoy me despido de esa que perdonó por paz propia y terminó más lastimada.
Me despido de la qué un día amó a lo desconocido.
Hoy me voy lejos de las mentiras y empiezo a perseguir verdades.
Me despido de mi yo anterior; de esa niña adulta qué lloró muchas veces en silencio por no saber qué hacer.
Hoy me despido de esas lágrimas y de esa incertidumbre.
De esa espera sin saber en realidad qué esperaba hoy de lo que fui.
Hoy empiezo a avanzar con menos carga, abrazando a mi niña, limpiándole sus miedos, amándola, arropándola, para que sienta que está mujer adulta la ama. Y que al igual que ella tiene miedo pero ya aprendió a jugar con ellos (los miedos).
Hoy me despido de ver las cosas como yo quiero verlas y no como en realidad son y empiezo a aceptar que nada ni nadie es lo que parece
Ni siquiera ¡Yo misma!
( Me voy dónde me lleven mis alas).
María Moreno